Carta al Viceministro de Cultura

5.01.2014 .
La Habana, Cuba

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Cro. Fernando Rojas

Viceministro de Cultura

República de Cuba

A mi regreso de Documenta11 el Ministerio de Cultura me entregó el 27 de Noviembre del 2002, junto a otros jóvenes artistas, la Distinción por la Cultura Nacional.  Por años no le di importancia a ese evento porque no cambió nada en mi vida ni en mi modo de pensar.  De hecho no recordaba si la había conservado o si la había perdido.  Después de estos últimos acontecimientos esa Distinción ha tomado otro significado para mí.

Hoy devuelvo la Distinción al Ministerio de Cultura, la pongo en manos del Viceministro con quien antes he tenido discusiones ideológicas y acerca de la censura.  Hoy también renuncio a mi membresía de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). No puedo recibir un reconocimiento, ni ser parte de una institución que habla por todos pero donde solo firma la Presidencia de la Organización.  Instituciones culturales que en vez de abrir un diálogo y un espacio para el análisis estético, criminalizan, juzgan, reducen la respuesta hacia una obra en la generación del miedo hacia la obra y que además se  desentienden.

He escuchado muchas veces en Cuba que no es el momento adecuado para hacer una crítica o para usar una metáfora o  para hacer una obra. Muchas veces me autocensuré ante esas palabras que mágicamente culpabilizan una duda o una opinión.  Hoy sé que el momento adecuado para un artista es SIEMPRE, pero sobre todo cuando se ponen en suspensión las maneras de evaluar lo social y lo humano, pero el momento adecuado no puede ser una directiva gubernamental  porque eso sería hacer propaganda y no arte. El artista estaría a servicio de un gobierno y no de una sociedad.  La opinión y el arte no pueden existir solo cuando son permitidos desde la institución.  Yo creo que era el momento adecuado para hacer la obra porque todavía todas la decisiones sobre que va a ser Cuba, no están implementadas. Todavía hay ilusión, muchos creen que existen espacios sin definir en los que todos los cubanos pudiéramos ser parte.

Los cambios en Cuba no pueden ser reales si la decisión  viene desde arriba y se informa y se tiene que aceptar. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si una opinión diferente se da cuando el gobierno lo invita. Los cambios en Cuba no pueden ser reales  si lo cubanos tienen miedo a conocer a conocer ciertas palabras como por ejemplo Derecho Humanos. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si el cubano tiene miedo a que una opinión lo deje sin trabajo. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si lo que le interesa al gobierno de los cubanos es su dinero y no sus ideas. 

¡Qué triste un gobierno que vea como una amenaza de Estado que se le dé un minuto a decir lo que piensan sin que ellos lo controlen, al cubano de a pie! ¡Qué triste un gobierno que meta preso al público de una obra de arte!

Hoy yo no renuncio a mi pasado, sino que apuesto por nuestro futuro, porque Cuba no puede abrirse al mundo sin abrirse a los cubanos.

Un abrazo,

Tania Bruguera.

La Habana, 5 de enero de 2015.

(Transcripción de Audio)