Boston

Tania Bruguera
23.10.2011

De: Bruguera, Tania «Discurso del 23 de octubre, Boston MA», Blog del Movimiento Inmigrante Internacional. Publicado el 23 de Octubre, 2011. Nueva York, Estados unidos.

http://immigrant-movement.us/2011/10/oct-23rd-speech-boston-ma/

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Discurso del 23 de Octubre, Boston MA

por Tania Bruguera

El Occupy Movement me devolvió la posibilidad de creer en la democracia y en el poder de la gente. Esto es hermoso. Los amo.

Las primeras elecciones “libres” de las cuales fui testigo en mi vida fueron en los Estados Unidos en el año 2000. Estaba extremadamente emocionada.  Después de muchos años oyendo sobre la democracia, me encontraba acá, en los Estados Unidos – el lugar PARA y SOBRE la democracia – . Por fin aprendería de que se trata todo eso.

La noche de las elecciones, recuerdo escuchar la explicación de una amiga americana de la colegiatura electoral. Mi amiga, una ciudadana que votó, no estaba tan emocionada con el proceso y se fue al otro cuarto a seguir trabajando. Me pregunté porque ella no quería acompañarme a la expectativa de los próximos 4 años de su país, cuando siempre la había visto frente al televisor sin perderse algún detalle de un partido de fútbol. No entendí ese aparente desplazamiento de entusiasmo. Acaso no le importaba o es que el trabajar y ganar dinero era más importante para aquellos que gobiernan? Sinceramente me sentí perturbada, sola en la sala, enganchada en los reportajes de la televisión, lápiz en mano, siguiendo paso a paso la elección en un mapa de colores que había tomado del periódico y por su puesto, con una Coca-Cola en mano. Estaba tan emocionada y tan atenta y no quería perder detalle alguno, estaba aprendiendo. Sentía que este conocimiento podría beneficiar a mi país  – Cuba – en algún otro momento. Podría divulgar la voz sobre lo que la democracia es y como funciona. Sentí que me habían otorgado un regalo muy especial.

Luego, el voto en la Florida fue anunciado. Gore vence! Corrí a informarle a mi amiga, quien, aparentemente sorprendida y algo satisfecha sigue escribiendo y parece divertirse con mi entusiasmo. En seguida, regrese a informarle a mi amiga que el voto en la Florida ha sido otorgado a Bush. Mi amiga se molesta – porque estaba interrumpiendo su trabajo –. Me explica entonces con gran frustración que yo no entiendo la democracia y que mi falta de fluidez con el inglés no ayudaba. Me dijo entonces, que obviamente un inmigrante nunca podría entender la democracia. Pero yo sí había entendido. Los días siguientes fueron llenos de controversia y mis temores fueron justificados. Como inmigrante, mi encuentro con la democracia fue el de ser testigo de un sistema quebrantado.  Hacia donde miraría entonces?

En los siguientes días de decepción, le dije constantemente a mis amigos que que salieran a las calles y protestaran. Quería ver lo que en mi propio país no podía ver – libertad de expresión, democracia directa, el poder de la gente –. Mi amiga me dijo que los Americanos creían en el sistema y que confiaban en la ley. Yo estaba paralizada, no tenia “permiso” de participar y me fue dicho que eso no era “mi” problema. Deambulaba confundida, como un zombie político, mientras presenciaba el nacimiento de una dictadura capitalista, cosa con la cual me podía identificar puesto que lo había visto en el país de donde venía.

Me sorprende mucho que la gente descarte el conocimiento que un inmigrante trae consigo mismo.

Inmigrante es una palabra que lucho por entender. No entiendo la necesidad de separar a las personas según el lugar  donde físicamente nacieron. Uno puede nacer mas de una vez, decidir empezar de Nuevo, y es eso precisamente lo que sucede cuando las personas dejan su país de origen, cuando viene a los Estados Unidos. Las personas re-nacen.

Pero el tener una segunda oportunidad en los Estados Unidos viene con una desventaja. Siendo inmigrante se es considerado un ciudadano de segunda clase; se tiene que ver a su hija ser mesera eternamente aún cuando tenga las mejores notas de su escuela y quiera ir a la Universidad y convertirse en una gran bióloga. Ese sueño no va a suceder porque las leyes están hechas para separar a las personas y para perpetuar la esclavitud moderna. El hecho de que hayas venido acá con un sueño no te da acceso a ese sueño.

Tendemos a hablar de inmigrantes que “lo lograron”– los que tienen millones y son celebridades – pero y que de todas aquellas personas increíbles que son inmigrantes a las que no se les a permitido lograrlo? Por que tienen que ser criminalizados el simple hecho de que no son parte del 1%? Los inmigrantes que conozco son las personas mas valientes que he conocido. Son aquellos que creen que están manteniendo el Sueño Americano con vida, aún cuando es evidente que prácticamente no tienen acceso a este, cuando este Sueño Americano se ha convertido en un espejismo.

Nadie tiene derecho a matar los  sueños de otros. Nadie tiene el derecho de hacer ilegal el Sueño Americano.

Ayer estábamos en ROCA en Chelsea, hablando con un maravilloso grupo de gente, en su mayoría inmigrantes. Finalizamos la conversación hablando sobre lo que cada uno de nosotros queremos para los niños de nuestras comunidades – niños inmigrantes –. Todos dijeron: ser tratados con igualdad. Algo que he escuchado antes, cuando la gente habla sobre los años de lucha por los derechos civiles. La inmigración es la actual lucha de los derechos civiles.  La inmigración es una Guerra, creada por el 1%.

La palabra inmigrante es una que no nos representa, ser una persona que viene de otro lugar no es lo que nos define, no somos la mano de obra barata de una multinacional, somos una clase global. Somos el motor del cambio – y el Occupy Movement es la prueba de esto –.

El llamado para este movimiento vino de Adbusters, una revista canadiense.  En semanas previas, empezamos a ocupar a Wall Street en donde las primeras reuniones de planeación incluyeron personas de Grecia, Túnez y Egipto, personas que transmitieron sus conocimientos y experiencias en movimientos realizados anteriormente. Fue de ellos que aprendimos las maneras como las Asambleas Generales son conducidas, las contradicciones y retos que íbamos a enfrentar con nuestro movimiento. Estaban aquí y eran parte de nuestro movimiento. Algunos de ellos eran inmigrantes indocumentados y su estatus no era de importancia para los que estábamos planeando la ocupación – nadie les pregunto sobre su estatus legal. Todo estábamos viviendo juntos. El movimiento creció, mas personas se unieron, muchos inmigrantes se mezclaron como iguales, dedicando su conocimiento y tiempo para que unidos pudiésemos construir este increíble movimiento – un movimiento global que redefine las propia idea de democracia –.

En este movimiento – un movimiento que habla más allá de fronteras – no tiene sentido aferrarse a viejas definiciones de identidades nacionales que restrinjan lo que la gente puede ser, como puedan contribuir y sí pueden participar. Este es un momento de responsabilidad – una responsabilidad, primero, para hacer este espacio seguro para todos, incluyendo a los inmigrantes, y después, para llevar esta nueva democracia más allá de esta plaza.