A Performance Artist and Her Greatest Hits

Benjamin Genocchio
12.02.2010

From:Genocchio, Benjamin. «A Performance Artist and Her Greatest Hits,» New York Times, NY/Region, Art Review/Westchester. Published February 12, 2010.  New York, United States (illust.)

http://www.nytimes.com/2010/02/14/nyregion/14artwe.html

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TEATRAL “Sin título (Habana, 2000).”

De BENJAMIN ENOCCHIO

El arte del performance revive en Nueva York. Marina Abramovic, una veterana artista del performance, abre en marzo una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno y por su parte, Performa atrae multitudes, un festival bianual del performance celebrado en noviembre. También, el Museo de Arte Neuberger en Purchase realiza una exhibición que explora la obra de Tania Bruguera, una artista del performance y de la instalación nacida en Cuba en 1968.

Bruguera hace el tipo de obra que le gusta a los críticos y curadores: de orientación conceptual,  teatral en su presentación y con una buena dosis de relevancia socio-política. No es de extrañar que sea una favorita dentro del mundo del arte y un pilar dentro del circuito de las bienales. En el catálogo de la muestra de Neuberger se incluye un currículo de la artista (de nueve páginas) que describe su participación en casi 100 exhibiciones.


Ante tal promoción, caben la desconfianza e incluso el cinismo. Pero, como demuestra esta exhibición, Bruguera cumple las expectativas. Se exponen recreaciones de una docena de sus más conocidas instalaciones exhibidas en todo el mundo durante los últimos 15 años. Todos los días de la muestra, se hacen performances con actores contratados.

Los sets para instalaciones y performances ocupan las dos grandes galerías de la parte posterior del museo, un espacio amplio, quizás demasiado grande dado el limitado número de obras. No obstante, Heliane Posner, la curadora, ha hecho un excelente trabajo de presentación de arte, particularmente en las seis instalaciones que conforman el núcleo de la muestra. Están dispuestas de modo que los espectadores se ven obligados a pasar de una obra a otra siguiendo una especie de secuencia de flujo. En conjunto, estas obras causan una muy poderosa impresión.

Los espectadores entran en la exhibición a través de «Justicia Poética» (2002-03), una instalación en forma de túnel largo y estrecho con paredes cubiertas de bolsitas de té. El olor es tan penetrante que se percibe antes de poder divisar la instalación. A intervalos en la pared del túnel, hay pequeñas pantallas insertadas que muestran fragmentos de viejos noticiarios extranjeros y sirven de envoltorio de la terracidad e inmediatez de las bolsitas de té.

Aquí la historia se reduce a un espectáculo inmaterial. Pero más allá de ello, es difícil encontrarle sentido a «Justicia Poética», ya que, en el folleto producido por el museo, el texto explicativo de la pieza está plagado de jerga del mundo del arte y en el catálogo de la exhibición tampoco se incluye una reseña sobre la obra, omisión que llama la atención tratándose de un museo didáctico.

Traducido al español por Ernesto Alvarez Valdivia