Memoria de la Postguerra

Art Nexus
Luis Camnitzer
Primavera 1995

De: Camnitzer, Luis. «Books Review: Memoria de la Postguerra, Cuba, 1994», Art Nexus. vol.#15, Febrero-Abril, 1995. p. 30.

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Memoria de la postguerra

Luis Camnitzer

Cuba, 1994

Bajo este título –que gotea pintura o sangre fresca– ha aparecido en Cuba una nueva publicación. A medio camino entre revista de arte y diario, no en lo referente a su presentación, que es económica y textual, sino a su nivel conceptual, Memoria es un evento desusado en la vida cultural de Cuba en los últimos treinta años. Tania Bruguera, una artista surgida en el último decenio, con una notable presentación en la reciente quinta edición de la Bienal de La Habana, es la creadora y directora de la publicación, la primera edición de la cual se distribuyó en su instalación en la Bienal. La publicación es autofinanciada y reúne ideas de artistas y críticos que desean expresar sus ideas. Ninguna de estas características basta para describir la publicación. Lo notable es el hecho de que en un momento de crisis económica sin precedentes en que las distancias han crecido casi ad infinitum debido a la falta de transporte y a la dispersión internacional de los artistas, Memoria no sólo ha reunido ideas, sino ayudado a mantener un sentido de coherencia.

La publicación aparece en un momento en que el arte cubano corre el riesgo de perder la coherencia cultural del decenio anterior. Con el objetivo de brindar empleo garantizado a los artistas y atraer al turismo para que se produjera la entrada de moneda extranjera, los artistas cubanos han pasado a ser parte de un mercado que cada vez guarda mayor similitud con el mercado occidental. El diálogo con el pueblo cubano (y entre los propios artistas) está amenazado con la sustitución por competencia y la antigua cohesión se afloja a causa de migraciones debidas a factores económicos. Memoria evidencia las intensas actividades que han desarrollado nuestros colegas en el exterior en los últimos tres años con una lista de 105 artistas que han emigrado; una fracción muy pequeña de ellos ha usado el exilio político como causa de su partida.

En este desolado panorama con poca retroalimentación de quienes han partido, Memoria actúa como un imán de ideas. Es, muy por encima de los chismes y la correspondencia, un vehículo importante de comunicación. Los textos, a veces encerrados en un hermetismo vernáculo y otras veces de naturaleza claramente humorística, reanudan el camino de desmistificación cuerda establecida por la última generación de artistas de los ochenta. Lázaro Saavedra, miembro de esa generación, describe su nueva obra (en un texto de 1990): la nave de arcilla, copiada de un diseño nativo y, por ende, genuinamente nacional, “tendrá repercusión popular y llevará el arte a las masas”, puesto que será producido en masa y así solucionará sus propios problemas financieros. Al mismo tiempo, como también será vendida a extranjeros, la moneda fluirá hacia Cuba “y la obra será un vehículo de nuestra ideología que amenazará al repulsivo sistema capitalista”. Mientras tanto, Kcho (Alexis Leiva) reproduce la forma en que se rechazó su solicitud de visa a Estados Unidos, que comienza con las palabras: “Se le ha negado la visa de no inmigrante con arreglo a la sección 214 b) de la Ley de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos. En virtud de esta Ley, el solicitante de una visa de no inmigrante es considerado inmigrante”. Alejandro López analiza en detalle el empleo del tiempo en la creación artística, 0,9 por ciento, que promete reducir aún más el Día de la Cultura Cubana. Explica: “Quiero de este modo mostrar a mis compañeros que a pesar de las dificultades que encaramos, continúa siendo posible y aún necesario hacer menos arte…”

Memoria reúne artistas que han permanecido en Cuba con los que se han marchado de modo reciente. Aunque la separación de los “topos” se mantiene y se hace menos marcada en el caso de los “marielitos”, no parece haber separación de los que se han marchado hace poco. La diáspora es más una expansión que una ruptura y Memoria es uno de los instrumentos espontáneos que contribuyen a promover la cohesión. El segundo número trata enteramente del exilio y la diáspora vistos desde la isla y desde afuera, de modo tanto histórico como poético. Una de las notas serias (de Lázara Castellanos) recuerda a Ángel Acosta León con el subtítulo: El suicidio es la continuación del exilio.

Además de todo esto, Memoria muy bien pudiera ser la nueva punta de lanza del arte cubano, una nueva propuesta que reúne al escritor y el artista visual en sus preocupaciones comunes, en que el artista visual se une para formar un híbrido con el escritor y descubre una voz que posee igual elocuencia con palabras como imágenes.

Mientras tanto, Memoria es también una sátira a la libre empresa, no sólo por el hecho de su aparición en sí, sino por los dispositivos que aplica a la desmitificación propia. La publicación no sólo adopta el formato tradicional de editorial, cartas y secciones (que pierden su significado cuando se leen los títulos), sino que incluye anuncios que ofrecen servicios inexistentes (“fotocopias de documentos de pasaporte”) o espacio para publicaciones sobre temas que no guardan relación entre sí. Bruguera anda con regalitos con el logotipo de la publicación (ceniceros, llaveros, portaplumas, etc.) para posibles colaboradores.

Memoria de la postguerra, en sus dos primeras ediciones, se ha convertido en fuente esencial de documentación para quien desee aprender sobre la cultura cubana en estos momentos críticos en la isla. Gracias a esta pequeña publicación, el diagnóstico de la salud del país es bueno, a pesar de la enorme ausencia de recursos materiales.

Lamentablemente circulan rumores de que la publicación no tiene la aprobación de la burocracia cubana. Sería muy lamentable, en un momento tal de crisis económica que afecta tan seriamente el alcance del trabajo creativo de los artistas cubanos, que esta revista alternativa dejara de existir. Memoria es uno de los vehículos necesarios que una generación completa de artistas requiere si va a mantener su coherencia cultural y salud mental a lo largo de este período de ansiedad.